lunes, 20 de febrero de 2012

Dos estilos

Entre persas y griegos (sabido que los primeros y los segundos son el resultado de sendos mestizajes) si en algo cabe distinguirlos es en su estética, en su arte, en su concepción de lo bello, lo fantástico, lo misterioso. 

Solo dos obras traigo aquí a colación para comprender, y basta con ver, la gran diferencia de gustos y estilos entre los artistas de una y otra civilización, porque en cuanto a brutalidad, contradicciones y ambiciones imperialistas, no se diferencian apenas. 

En el museo del Louvre se conserva un friso de 2,8 por 2,06 metros que representa en relieve al dios Dionysos guiando a las horas, momentos del dia o de la naturaleza: la mentalidad poética de los griegos (en la que sus mitos son un ejemplo) les hizo personificar el amanecer, la paz, el orden, las plantas, el otoño, la justicia, la abundancia, la música, el atardecer, la música, etc. Se trata de una copia romana de época imperial a partir de un original neoático. Las proporciones y el ideal de belleza abstracta, de las que siempre se ha hablado, están presentes; así como el movimiento sereno y poético, el naturalismo y el tratamiento delicado de los ropajes. El dios está representado de una forma inusual, barbado y como caudillo que conduce. Podemos imaginar la parte del friso que no se ha conservado, pues las horas eran muy numerosas.
En el relieve persa que nos sirve de comparación toda proporción está ausente: muy al contrario, se intenta representar la fuerza y la violencia, se exagera la musculatura del león, pero no se persigue dar la sensación de dolor del animal atacado, un toro, símbolo del vigor viril, que se retuerce no obstante en escorzo y donde encontramos un geometrismo arcaizante en el pelaje y en las facciones de los animales. Esta escena ha sido representada en el arte persa en varias ocasiones de diversas maneras. No hay aquí poesía, aunque sí una técnica depuradísima, una capacidad de orbservación extraordinaria para plasmar las garras del animal y otros detalles. 

Puede haber una diferencia de uno o dos siglos entre una escultura y la otra, pero la evolución de uno y otro estilo nunca fueron en la dirección de encontrarse, sino de mantener sus señas de identidad. Cuando Persia esté bajo dominio alejandrino se impondrá, antes que otra cosa, el gusto griego en el arte. 

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