miércoles, 18 de julio de 2012

Esclavos (y 4)

Sierra Leona y Haití son dos casos singulares en la historia de la esclavitud. La primera fue una colonia británica fundada en la costa oeste de África para asentar a esclavos negros que habían participado en la lucha contra los colonos norteamericanos al lado de la Corona británica: los negros leales, se les llamó por esta causa. El hecho de que la ciudad fundada para asentar a dichos esclavos liberados se llamase Freetown, revela las intenciones iniciales, aunque las condiciones materiales de la población devuelta a África siguíó siendo mala. Lo cierto es que lo que hoy conocemos como Sierra Leona fue un importante centro negregro explotado sobre todo por comerciantes ingleses.

En el caso de Haití el abandono de la parte occidental de la isla La Española por los españoles, hizo que cazadores y otro personal francés se fuesen asentando allí, de forma que en 1697, ante la evidencia de los hechos, la Corona española cedió a la francesa la parte de la isla que hoy conocemos como Haití. El trato que recibieron los negros que fueron llevados allí está relatado en la obra de un negro que vivió las condiciones de la esclavitud pero tuvo la destreza y la fortuna de salir de ella: "La narrativa interesante de la vida de Olaudah Equiano", que así se llamaba el negro, ex-esclavo y autor, cuya primera edición es de 1789, un año muy representativo, pues las ideas de la Ilustración, y luego de la Revolución Francesa, llegarán a Haití como al resto de América. 

La explotación del azúcar fue la principal fuente de riqueza en Haití pero también la caza, y como había cerdos cimarrones que presentaban dificultades para ser cazados, se llamó cimarrón al esclavo rebelde, que a la postre protagonizará la gran revolución haitiana de 1791 que se prolongará hasta principios del siglo XIX.

Los dirigentes británicos se olvidaron pronto del agradecimiento que debían a los negros leales y ocuparon los territorios que rodeaban a Freetown, planteándose un conflicto que se prolongará hasta el siglo XX ante el deseo de los nativos de crear un estado independiente y verdaderamente libre y la metrópoli británica que, en pleno imperialismo decimonónico, no estaba dispuesta a ceder Sierra Leona.

Paisaje de Haití
La revolución haitiana de 1791 comenzó algo antes con la participación de hacendados blancos, libres, libertos y negros, pero en cuanto las cosas empezaron a ir bien para los anhelos de independencia surgió -como en tantas otras ocasiones- la diferencia de clase: los intereses de los hacendados chocaron con los de los esclavos negros, ambos grupos aliados contra la Francia colonialista. Comenzó entonces otra lucha: la de los esclavos cimarrones contra los hacendados, ya en el marco de un Haití independiente pero, evidentemente, no libre para todos. 

La independencia de Sierra Leona no se alcanzó hasta 1961, mucho más tarde que la haitiana, pero no por ello los conflictos entre razas y clases desaparecieron de la región con montañas que aparentan dientes de sierra, como le pareció a algún explorador portugués, o el oleaje de sus costas como rugidos de leones. La población criolla quiso agarrarse a sus privilegios como propietaria, desoyendo los deseos de participar en la renta nacional de las diversas comunidades indígenas. La propiedad, esa institución que ha proporcinado tanta riqueza, ha sido, al mismo tiempo, el factor (en manos de unos pocos) de su terrible y desigual reparto.




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