lunes, 9 de julio de 2012

"Móvense as catanas"

A golpe de machete (catana) se levantaron los miembros de la UPA (Unión de los Pueblos de Angola) contra la dominación portuguesa en torno a la región de Dembos, en el noroeste del país. Con ayuda congoleña, en cuyo territorio tenían sus bases los miembros de la UPA, el 15 de marzo de 1961 y los siguientes días se produjo una matanza de varios miles de angoleños y portugueses que se considera como el inicio de las hostilidades en el marco de la independencia de Angola de la metrópoli portuguesa. Los dueños de las haciendas, sus gerentes, los colaboradores negros, las mujeres portuguesas y angoleñas, los niños, todos fueron víctimas del odio acumulado durante años. La acción no tuvo nada de revolucionaria, pero sí explica el fanatismo que había hecho mella en un sector de la población angoleña dirigida por Holden Roberto. La represalia portuguesa se cobró unas 50.000 vidas.

La UPA era un movimiento nacionalista pero de ideología conservadora, que intentaba agrupar a los angoleños contra la ocupación portuguesa del país. Cuando hace su aparición el Movimiento para la Liberación de Angola (éste sí de carácter izquierdista y que tuvo el apoyo de la Unión Soviética) liderado por Agostinho Neto, la UPA no tuvo inconveniente, ante un contrincante que no le era afín, colaborar con las autoridades portuguesas.

Para dichas autoridades, que dirigían una dictadura, el mantenimiento de las colonias de ultramar era la fórmula para que Portugal no fuese un país pequeño. Oliveira Salazar lo dijo en repetidas ocasiones, pero esta concepción no fue exclusiva del salazarismo, sino también de los principales dirigentes de la I República portuguesa instaurada en 1910. El pueblo portugués, en su conjunto, veía con naturalidad que su país gobernase desde Minho hasta Timor, un vasto territorio en su mayor parte fuera de los límites de la metrópoli. 

Más tarde surgió la UNITA (Unión Nacional para la Indepdencia Total de Angola) lidereada por el antiguo miembro de la UPA Jonás Savimbi. Como luego se demostró, el objetivo no era solo la independencia de Angola, que era deseada en mayor o menor medida por los diversos grupos bantúes que poblaban el país e incluso, en el sur, etnias no bantúes. Como en tantas otras ocasiones el objetivo tenía que ver con el control de la economía, el café sobre todo en aquella época, cuyas plantaciones estaban en manos de portugueses y otros europeos. Poner a los poblados y ciudades nombres de portugueses, a la postre, no sirvió de nada: Carmona, Salazar, Henrique de Carvalho, Sa de Bandeira, Silva Porto...

En medio de un clima internacional favorable a la descolonización, Portugal se mantuvo firme en la posesión de sus colonias, lo que costó al país guerras que parecían interminables, unos 300.000 portugueses mueertos y un número indefinido de angoleños, guineanos y mozambiqueños, que siguieron el ejemplo. Latitudes tropicales y ecuatoriales, vegetación profusa en la mayor parte de las regiones, zonas pantanosas (sobre todo en Guinea), ríos y selvas, sirvieron de marco a la masacre. El fuego, los paracaidistas, los campamentos, de nada sirvieron las estrategias militares. Unida la dictadura a la causa de las guerras coloniales, cayó con ellas, pero la independencia de Angola no sirvió par que cesase la guerra: desde 1975 un largo conflicto enfrentó a los angoleños entre sí, encuadrados en los tres movimientos de distinto signo e intereses: el Frente Nacional para la Liberación de Angola (resultado de la antigua UPA), el MPLA y la UNITA.


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