jueves, 25 de julio de 2013

Minorías y revolución industrial

Un interesante debate es el del papel de las minorías religiosas en el origen del capitaismo moderno y en los comienzos de la industrialización. Las primeras tentativas de interpretación en este sentido se remontan al sociólogo alemán Max Weber, autor de un ensayo aparecido en 1904, "La ética protestante y el espíritu del capitalismo". Grupos de protestantes puritanos, penetrados de ascetismo, estuvieron en el origen e asombrosos éxitos económicos en los siglos XVII y XVIII, especialmente en Holanda, Ginebra, Neuchâtel y en Inglaterra. Parece que existe una relación directa entre el ascetismo protestante y el éxito del espíritu de empresa. Es cierto que los puritanos castigaban la posesión de riqueza: esta paradoja no es más que aparente, porque el puritanismo insistía en el esfuerzo individual, el éxito personal en la vida. Son los protestantes derivados del calvinismo los que se lanzaban por tal camino; merced a la frugaliad de la existencia y a la intensidad del trabajo el puritano acumulaba (¿a pesar de él?) riquezas que transmitía a sus herederos.

Esta tesis, que ha sido recogida y ampliada por R. H. Tawney fue refutada por otros, que señalan como en las ciudades italianas desde la baja edad media, mucho más entre los siglos XV y XVI, floreció un espíritu de empresa practicado por católicos, fervientes o escépticos, en un ambiente católico y con una moral dominada por la Iglesia de Roma: los casos de Florencia, Venecia, Milán, Parma, Génova y Pisa son evidentes. 

El historiador Ashton, por su parte, ha insistido sobre el papel de los incorformistas en el espíritu de empresa: téngase en cuenta que tenían vedadas ciertas profesines, como el ejército, la marina, la política y las universidades de Oxford y Cambridge les estaban prohibidas. Se dirigían, entonces, hacia los negocios. Los fundadores de la industria francesa proceden de grupos minoritarios, encabezados por los calvinistas. Algunos de ellos son de origen suizo (Vaucher; los Neuflize, que llegaron de Suiza pero procedían de hugonotes franceses emigrados después de la revolución del edicto de Nantes). El grupo más dinámico de industriales franceses, el del Este, comprendía una mayoría de calvinistas, los Peugeot y los Japy en la metalurgia, los Méquillet, Schlumberger, Boigeol, Sahler en el textil. Muchas de estas familias estaban emparentadas entre sí. En Mulhouse, los Dollfus (de Dollfus-Mieg y cía.) estaban unidos a los Bourcart, Koechlin, Schumberger, Naegley, Thierry-Mieg.

El historiador Ashton, por su parte, ha insistido sobre el papel de los incorformistas en el espíritu de empresa: téngase en cuenta que tenían vedadas ciertas profesines, como el ejército, la marina, la política y las universidades de Oxford y Cambridge les estaban prohibidas. Se dirigían, entonces, hacia los negocios. Los fundadores de la industria francesa proceden de grupos minoritarios, encabezados por los calvinistas. Algunos de ellos son de origen suizo (Vaucher; los Neuflize, que llegaron de Suiza pero procedían de hugonotes franceses emigrados después de la revolución del edicto de Nantes). El grupo más dinámico de industriales franceses, el del Este, comprendía una mayoría de calvinistas, los Peugeot y los Japy en la metalurgia, los Méquillet, Schlumberger, Boigeol, Sahler en el textil. Muchas de estas familias estaban emparentadas entre sí. En Mulhouse, los Dollfus (de Dollfus-Mieg y cía.) estaban unidos a los Bourcart, Koechlin, Schumberger, Naegley, Thierry-Mieg. 

La minoría judía tiene un comportamiento aún más característico, subordinando todos los valores cotidianos a la empresa, a la industria, y ello no solo para ganar dinero, sino para asegurar un logro, tanto moral como social o material. Rostow sabe que, por sí sola, la religión no es condicionante suficiente para conducir a las minorías al éxito empresarial. Él añade que han de darse dos condiciones para que esto sea así: cuando los caminos para llegar al prestigio y al poder se les cierran a aquellas minorías; en segundo lugar cuando estas minorías son lo suficientemente flexibles como para no impedir a sus miembros el camino del progreso material que pudiera contradecir a sus tradiciones.          

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