martes, 8 de octubre de 2013

Nacionalistas bretones con los nazis


Duhamel, Marchal, Dabauvais, Millardet y Mordrel con otros nacionalistras bretones en 1927

Los diversos grupos nacionalistas bretones tendieron a agruparse en el Emsav. La tradición literaria y el sentimiento de que Bretaña era una tierra y una comunidad singular en el conjunto de Francia se remonta muy atrás en el tiempo. A finales del siglo XIX se formó la primera organización nacionalista y separatista que iría desarrollándose con el tiempo. En el período de entreguerras y muy particularmente desde 1930, los nacionalistas bretones mantuvieron relaciones con los nazis alemanes a quienes vieron como el principal soporte para conseguir sus fines. 

Los independentistas bretones nunca dejaron de ser una minoría en el conjunto de la población, pero se extremaron a partir de 1920 a partir de posiciones moderadamente autonomistas. Entre los diversos grupos que formaron el Ensav hubo matices que permiten diferenciarlos, desde los que consideraron a los nazis como un simple instrumento para conseguir los fines soberanistas hasta los que se identificaron con ellos admirando a la Alemania que se empezó a construir a partir de 1933. Incluso durante la II guerra mundial y tras la firma del armisticio por parte de Francia en 1940 el colaboracionismo nacionalista bretón fue evidente y gozó del apoyo de los nazis para sobrellevar la ocupación con ventajas sobre el resto de la población. 

Uno de los más importantes teóricos del nacionalismo bretón fue Roparz Hemon, escritor en lengua francesa y bretona que, luchando al lado de su pais en los primeros meses de la guerra, luego colaboró con los nazis y se mostró antijudío. Al terminar la guerra fue condenado y se exilió en Irlanda. Jean-Marie Perrot fue un sacerdote católico que colaboró también con los nazis durante la guerra hasta que fue fisilado por un grupo de comunistas franceses. Yann Fouréré colaboró también con los nazis hasta el extremo de que se vio obligado a huir del país en 1945.

Estos personajes basaban su nacionalismo -además de en aspiraciones políticas- en el pasado celta bretón, elemento que formaba parte de la mitología ideológica y que entroncaba a los antiguos habitantes de Bretaña con el conjunto de pueblos celtas prehistóricos.

Según ha estudiado José Antonio Rubio Caballero los nazis fueron partidarios de estimular los irredentismos exitentes en los países por ellos invadidos. Mordrel, "uno de los líderes de la línea más ferrea del Partido Nacionalista Bretón, dejó memoria de lo siguiente: Usted entiende, me dice Kraft [un miembro de las SS] que Bretaña representa para nosotros un enorme interés estratégico ... Necesitamos un hinterland seguro para avituallamiento y comunicaciones. Por eso construiríamos un estado bretón autónomo. 

De todas formas, una vez que se firmó el armisticio en 1940, dichas promesas se quedaron en nada, pues los nazis se dieron cuenta de que Mordrel y Dabauvais, dos dirigentes nacionalistas bretones, habían exagerado su fuerza, cuando en realidad eran una minoría en la región. De igual manera que en Bretaña también los nazis estimularon el nacionalismo alsaciano (aquí con más razón, pues se trata de una región anteriormente alemana. Algunos sirvieron de enlace entre Berlín y Bretaña, como Leo Weisgerber, Otto Abetz y Werner Best. El primero fue un especialista en celtismo (otra vez la pretensión de enlazar el celtismo bretón con el nacionalismo del siglo XX); el segundo era el embajador de Alemania en París y el tercero un jurista y militar de las SS.

"Justo antes de la guerra -dice José Antonio Rubio- los dirigentes del movimiento bretón, Olier Mordrel y François Debauvais, fueron acogidos en Berlín [y] planificaron la instauración de una república bretona bajo tutela alemana". No deja de ser contradictorio que unos nacionalistas se dejen tutelar por una potencia extranjera antes que por el estado al que pertenecían, a no ser que pesasen más los presupuestos ideológicos (fascismo) que el nacionalismo en sí. O bien que los nacionalistas bretones estuviesen utilizando a los nazis (vana ilusión) para sus fines. Por su parte, estudiosos del celtismo en las SS (organización alemana para el estudio de la raza aria) mantuvieron relaciones con los nacionalistas bretones. Así consiguieron estos que Radio Rennes emitiese programas en lengua bretona.

Se fundó así mismo el Instituto Céltico de Bretaña en 1941 con la colaboración alemana y Best "inspiró una relevante memoria favorable a la constitución de un estado bretón, en la que apelaba al carácter nórdico de Bretaña y a los beneficios estratégicos que le aportaría al Reich la soberanía de este país: La unión de la Europa no mediterránea es un gran espacio dirigido por Alemania pone al Reich en la obligación de proteger el espacio que domina contra ... poderes extranjeros... Para la salvaguarda atlántica de Alemania solo se presentan dos posiciones... : Noruega y Bretaña... Desde Bretaña se podría completar el cerco a Inglaterra... Es evidente que la liberal y parlamentaria Gran Bretaña no interesaba al nacionalismo fascista bretón. 

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