martes, 8 de agosto de 2017

¿Por que la guerra?

Ruinas de Cartago

Es de Herodoto la siguiente reflexión: “nadie será bastante insensato para preferir la guerra a la paz. Durante la guerra los padres entierran a sus hijos; en tiempo de paz los hijos son los que entierran a los padres (1). Considera el autor al que sigo aquí, que la guerra ha sido objeto de estudio en sí misma, en cierto modo “naturalizándola”. La guerra, en efecto, aparece como una constante y la experiencia humana, ante todo como belicista. Muchos estados de la antigüedad intentaron resolver sus contradicciones sociopolíticas recurriendo a conquistas, estableciéndose una violencia estructural sobre la que se sustentaban sus funcionamientos internos. En ocasiones las guerras han sido concebidas como actos religiosos en las que intervienen los dioses, como guerras justas. Ha habido una estrecha relación entre guerra y colonización, en otras ocasiones el móvil ha sido la hegemonía o los intereses económicos.

 

Dice Francisco Muñoz que sobre el estado romano sus aspectos positivos han ocultado los negativos: las obras públicas, la literatura, el derecho, se convierten en pantallas que impiden ver su política exterior. En esta han primado la obtención de botines, sobre todo humanos para poseer esclavos, y la guerra ha dado nuevos impulsos al desarrollo de los negocios, la economía monetaria y otras actividades. El resto de los aspectos de la guerra están supeditdos a aquellos objetivos, por lo que el ejército se convierte en el factor dinamizador, hasta el punto de que los historiadores romanos estuvieron identificados sus victorias y derrotas (2).

 

Los distintos tipos de sociedades producen distintos tipos de guerra, de forma que el grado de organización del estado los condicionan, pero una serie de factores limitan la puesta en práctica de la guerra: el desarrollo tecnológico, el dominio de la metalurgia, el diseño de las armas, la capacidad de liberar a parte de la población (los soldados) de otras actividades… La flota de guerra romana jugó un importante papel en los siglos III y II, pero fue inútil en el Imperio a juicio de casi todos los historiadores. J. Galtung diferencia la capacidad de destrucción de las armas, afectando a distintos niveles del ecosistema. Por su parte G. Webster señala que la expansión romana tuvo profundos efectos sobre los ciudadanos y sobre todo en las clases altas: enriquecimiento y corrosión moral.

 

El ejército romano fue un agente de culturización, porque entraba en contacto con los pueblos indígenas, convivía con ellos o en sus proximidades, llevaba a cabo funciones administrativas, consumía e imponía las formas de vida romanas.

 

(1)     Citado por Francisco Muñoz; “Sobre la Guerra, la Paz el Imperialismo en la República Romana”.


(2)     Quizá la única excepción sea Salustio, que en su “Bellum Iugustinum” concibe la guerra como un conflicto entre la aristocracia romana, mientras que para R. Humble la historia de la guerra en la antigüedad debiera servir para comprender su inutilidad.

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